martes, 27 de marzo de 2012

El editorial del Nº 0

La palabra justa

Para el poeta francés Stéphane Mallarmé la realidad debía culminar en un libro. Creemos (desvergonzadamente) lo contrario: esto debe culminar en la realidad. Todo nacimiento que conozca claramente sus objetivos -sin traicionarse ni traicionando- siempre es un vaso de agua fresca. Y nosotros conocemos los nuestros.
Peces de ciudad surge con una consigna: el respeto por la palabra y el orgullo por la persistencia. Somos parte de una generación con más dudas que certezas y por eso interrogamos, buscamos. Por eso nos comprometemos con aquellas consignas del violento oficio que supimos elegir.
Somos conscientes de la dificultad de la empresa: por eso la enfrentamos. El viejo Hemingway supo decir que el periodismo no les haría ningún daño a los escritores jóvenes, siempre y cuando lo abandonaran a tiempo. Somos jóvenes y la suerte está echada: las siguientes páginas son destellos de una verdad en penumbras que intentaremos ayudar a que sea revelada. La verdad de que aún se puede, de que no todo está perdido.
No nos propusimos inventar nada, sino simplemente ver la realidad de un ámbito –fundamentalmente nuestra ciudad, Florencio Varela- desde una perspectiva distinta, plural, amplia y con la intención de que se convierta en superadora.
Las modestas crónicas de hoy serán seguramente ensayos de mañana, textos preliminares que servirán para transmitir, en las siguientes ediciones, pedazos del alma en palabras. Alfonso Reyes –citado por Borges- dijo que uno publica para no pasarse la vida corrigiendo lo que escribe. Los siguientes relatos, de alguna manera, deben leerse a la luz de esa premisa.
Los temas tratados en Peces de Ciudad serán elegidos de manera arbitraria, lo que nos hace enteramente responsables por su trascendencia, aunque también de su potencial incomprensión. Algunos de los textos que alimentan estas páginas se concentran en personajes o sucesos cuyo conocimiento el lector ya habrá experimentado en artículos de otros medios. Por eso consideramos honesto reconocer que esos relatos no son producto de la falta de originalidad, sino más bien de la memoria y la improvisación.
Los errores que puedan advertir no nos fueron ajenos, pero nuestra capacidad de reconocerlos no nos permite adquirir la habilidad para enmendarlos. De cualquier manera, la conjunción de ideas propias y ajenas engendró lo que hoy tienen en sus manos. Es decir, un medio que no abandonará nunca, como lo quiso alguna vez el gran Francisco Paco Urondo, la búsqueda constante, inclaudicable, infinita, de la palabra justa.   

jueves, 8 de marzo de 2012

El Nº 0

Intentamos hacer la revista que quisiéramos leer. Indagamos, probamos, borramos y corregimos, nos equivocamos, volvimos sobre nuestros pasos y volvimos a fallar pero, a pesar de todo, el número 0 de PECES DE CIUDAD está listo. Como decimos en el editorial, esa especie de advertencia del medio, aquellos errores que se puedan detectar no nos fueron ajenos, simplemente que su mera observación no nos permitió adquirir la habilidad (bendita sea) para su corrección final. Espero que la disfruten, casi tanto como la disfrutamos nosotros al hacerla. Salud.